sábado, 18 de enero de 2014

Malditismo

Me imagino que cada uno tenemos nuestra propia “santísima trinidad de malditos”. En el mundo de las artes malditos hay muchos: en literatura, cine, música, danza, pintura. Hay malditos turcos, argentinos, norteamericanos, suizos, cameruneses, griegos, españoles… Mi particular altar del “malditismo” musical patrio esta compuesto por tres inmensos talentos y excelentes creadores de melodías: José Lanot, Miguel Angel Villanueva y Juan Manuel Riera. Bien, pensando un poco, sin pasarse, también podría haber una alternativa B al trío. Por ejemplo: José Ignacio Lapido, José María Granados y Rodrigo García, pero la diferencia es que el segundo terceto consta de un mayor reconocimiento público entre los medios y aficionados, aunque no entre la mayoría de los mortales que, lógicamente, desconocen quienes son 091, Mamá o Solera, por ejemplo. Luego dando otra vuelta y comentando con un amigo llegamos a otra “santísima trinidad de malditos”, alternativa C: Alex Cooper, Josele Santiago y Johnny Cifuentes, aunque la diferencia de repercusión parece notable. Bueno, cada cual tiene su culto al malditismo, no tengo ninguna duda y cada cual puede pensar en su propia y particular “santísima trinidad de malditos”
.
Los requisitos que se piden en tan desconocido, como adorable club son muy pocos. Llevar muchos años en la carrera, persistencia, persistencia, persistencia. Y de estos nombres todos ya están en la treintena de años recorridos, bueno, de hecho Rodrigo ya lo supera con creces. ¿Más requisitos?... crear belleza, grandes momentos, melodías que arrebatan, emociones, sensibilidad, monumentos… en resumen, obras descomunales que pasan ante la indiferencia de los oyentes, que preferimos productos menos elaborados y más, digamos, sencillos de amoldar, digerir y tararear. Magia que no llegamos ni a intuir.

Este año he empezado muy en modo Juanma Riera, que la verdad le tengo muy perdida la pista en este siglo, uno es bastante despegado en casi todo, así que normal que la pista la tenga nublada. A mediados de los ochenta uno viajaba alguna vez a Madrid como si aquella fuese la meca, la mitificación de Madrid, y, que leches, era la meca para un provinciano como yo. Solía pasear por la Gran Vía, viendo las enormes carteleras de cine, asombrándome de la majestuosidad de los edificios y visitando las tiendas que el presupuesto ajustado permitía. Recuerdo Discoplay en los sotanos, y recuerdo con mucho cariño aquella tienda pequeña Record Runner, que sólo la tengo en el recuerdo en aquel pasaje de la calle San Bernardo, pero me quiere sonar otra ubicación original no muy alejada de aquella, cosas caprichosas de la memoria delectiva. Recuerdo que por allí andaba el dueño, Pepe Ugena, y también a José Luis “El Chori”, que fuera miembro de Los Elegantes en los años ochenta. Y en uno de esos estantes estaba un disco (“Surf Is Just A 4 Letter Word”) de un grupo de Mallorca, de nombre tan invendible como anticomercial, Ex-Crocodiles. Una sencilla portada azul y roja, con cocodrilos pequeños  para un trío que firma cuatro temas propios de nivel estratosférico, pero estratosférico de los de saltar después de tomar un Red Bull, y una versión de Syd Barrett. Tres temas van firmados por el alma, Juan Manuel Riera y el pepinazo de “Christine” que firma su socio Ivan Tobias. Imprescindible es decir poco ante la majestuosidad que trasmiten las canciones. Aquello era algo atípico totalmente en aquella España que se vestía de modernidad, aire fresco, emociones vivas, un auténtico gustazo.


Y pasaron 5 años hasta que consiguieron editar otros 6 temas, aunque cambiaron su nombre al “más comercial” Ex-Crocodyles, con el sonoro título de “Golden Hits Vol. II”, Hijo directo de la obra anterior, todo un manual de buen gusto y de arrojo por parte de la banda de Juan Manuel Riera. Se juegan un todo o nada contra el oyente, y aunque artísticamente lo ganen, aquello no pasa de unos círculos minoritarios que aprecian el caviar de los surcos. Aparte, les dio tiempo a editar, como colofón a su carrera (posteriormente editarán dos temas más en un recopilatorio), una deliciosa joya en forma de flexi disco (vaya formatos más antiguos, oiga) para el mítico bar madrileño La Vía Lactea, en su décimo aniversario. La perla se llamaba “Never Again” que luego recuperaron para la siguiente vida en los años noventa del proyecto, con nuevo nombre, The Crocodiles, pero esa ya es otra historia. (Tomi 2014)


2 comentarios:

Unknown dijo...

Muchas gracias por tu recuerdo al gran Juanma riera.Le conocí allá por 1987.En aquellos tiempos pre-internet me impresionó sus conocimientos enciclópedicos sobre la historia del rnr,maestro absoluto y anfitrión perfecto degustando delicias mallorquinas en su casa.En esa época ya lo sabia todo sobre Hollies, T.rundgreen,R.thompson.......
Como músico ,lo más cerca que he estado de un auténtico genio.Lástima que sólo lo conozcamos unos pocos afortunados.

Un saludo Juanma .


Juan Diego

Enrique Leiva dijo...

Un saludo. Estupendo ver que alguien todavía se acuerda de los viejos cocodrilos. Yo soy el tío que toca el bajo en el video, toda una sorpresa encontrarme aquí.
Un saludo a Emilio (alias "Lucky Lucke", Guitarra) y a Jaime (Batería) donde quiera que anden.
Abrazos.
Enrique